Señor haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y amor. Concédeme poder cumplir la misión de catequista con humildad y profunda confianza. Que mi catequesis sea un servicio a los demás, una entrega gozosa y viva de tu evangelio. Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar la he recibido de ti para los que me confías. Hazme verdadero educador de la fe atento a la voz de tu Palabra, amigo sincero de los demás, especialmente de mis hermanos catequistas. Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida para que no deje de buscarte y quererte, para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza.
Señor: unido a ti y a la Iglesia y a tu Madre María, sepa yo guardar, como ella, tu Palabra y ponerla al servicio del mundo. Amén.
(SAN JUAN PABLO II)
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