“Padre, me gustaría corregirme, pero las tentaciones son demasiado
fuertes, mucho más fuertes que yo”. San Felipe Neri mira al joven de buena voluntad
y lo anima amablemente:
"Ánimo, hijo mío. Te recomiendo solo dos prácticas: rezar la
Salve Regina todos los días y meditar en la muerte. Esfuérzate por imaginar tu
cuerpo en el seno de la tierra, en plena descomposición, con los dos ojos que
se vacían, devorados por los gusanos. Y dices esto: ¿es por esto que corro tras
los placeres de la carne y que pierdo el cielo?”.
Fiel a la doble recomendación, el joven rezaba diariamente a la
Virgen de la misericordia, de la vida y de la esperanza, y meditaba sobre la
muerte. Con la ayuda de Dios, supo cómo luchar hasta el final
Fuente: 365 jours d’espérance avec François-Xavier Nguyën Van
Thuân (365 días de esperanza con Francois-Xavier Nguyën Van Thuân),
Éditions du Jubilé.
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