La bienaventuranza que hoy hemos leído en este pasaje del evangelio está
dirigida a nosotros: a los que sin ver hemos creído. A los que sin ver a Jesús
resucitado creemos que él está vivo, que es Dios, que camina con nosotros hasta
la consumación de los siglos.
Esto es lo que nosotros llamamos fe, es decir, tener la certeza de una
realidad que no vemos. Tener fe en la resurrección de Jesús, significa que
nosotros creemos que él es verdadero Dios, y si esta es una verdad aceptada y
vivida en el corazón, entonces estamos seguros que todo lo que él dijo y
prometió mientras predicaba, es verdad.
Es verdad que somos habitados por el Espíritu Santo; es verdad que todo
lo que pidamos con fe se nos dará; es verdad que tenemos reservado un lugar en
la eternidad con Jesús; es verdad que la vida vivida en el amor de Jesús es
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Por eso alégrate y goza tú que sin
ver has creído.
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