Oh Señor, date prisa e ilumina la noche.
Ven y dile a mi alma que no sucede nada sin que Tú lo permitas, y que nada de
lo que Tú permites se queda sin consuelo.
Oh Jesús, Hijo de Dios, Tú que guardaste
silencio en presencia de tus acusadores, refrena mi lengua hasta que encuentre
lo que deba decir y cómo decirlo.
Muéstrame el camino y hazme estar lista
para seguirlo. Peligroso para demorar y peligroso para seguir adelante.
Responde a mi súplica y muéstrame el
camino. Voy a Ti como el herido va al médico en busca de ayuda. Oh Señor,
otorga la paz a mi corazón.
Amén.
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