Mi Señor, al abrir mis ojos pienso en tus maravillas y lo que más
deseo es estar contigo, verme envuelto bajo la sombra protectora de tu amor y
vivirte.
Sé que fuera de Ti no hay nada que pueda saciarme, sólo oscuridad,
pecado y la astucia del maligno que desea sacarme del camino que me conduce a
Ti.
Deseo que venga sobre mí esa felicidad que sólo Tú puedes darme,
buscar con todas mis fuerzas y con todo mi corazón los bienes de la vida
eterna.
Mi corazón se llena de miedos, las tentaciones me asaltan con
emociones destructivas. Ven y dame tu gracia para despreciar todo lo que no te
agrada.
Tu amor es inmenso, gratis me lo has dado, gratis tengo que darlo.
Libérame del dolor de mis heridas pasadas y ayúdame a esparcir el Reino de tu
amor.
Aquellos talentos que has sembrado en mi alma, son un gesto de
maravillosa gratuidad. Ayúdame a usarlos correctamente para el crecimiento de
mi alma.
Dame fuerzas para obrar bien por los míos y por los demás. Que
pueda, poco a poco, conquistar un pedacito de terreno allá en el Cielo para
todos ellos.
En el ocaso de mi vida, no contará mi prestigio, riqueza, poder o
belleza ante tu presencia, sino todo el amor que puse por ganar almas para Ti.
Amén.
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