La maternidad divina ha dado a la Santísima Virgen, en su relación con nosotros, la ternura benefactora de una madre, la autoridad incomparable de una reina.
María, Madre de Dios, María, Reina de amor, participa en la mediación de Cristo y de todas las gracias que Cristo nos ha conseguido. Ella mereció convertirse en la distribuidora, ella distribuye todos los dones, todas las virtudes, todas las gracias a quien ella quiere, cuando quiere y en la forma y cantidad que ella quiere. (…)
Padre Manteau-Bonamy
Extracto del Libro “Marthe Robin sous la conduite de Marie” (Ediciones San Pablo)
http://www.mariedenazareth.com/
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