Porque eres el único que permanece,
la verdad que nos hace libres
el sol que, más allá del que alumbra en lo alto,
nos alumbra una eternidad en el cielo.
Te lo prometo, Señor; yo no me voy.
Porque, en el mundo, cambian muchas cosas.
Lo que es amor, luego se convierte en egoísmo.
Lo que es gratuito, a continuación es alto precio.
Tú, en cambio Señor, cumples lo que prometes
con un amor leal, legal y sin límites.
¿Se puede pedir algo más santo y bueno, Señor?
Voy contigo, Señor.
Porque, en medio del recio viento,
eres veleta que orienta para no perderme.
Porque, en medio del bravío mar,
eres timón seguro que siempre lleva a buen puerto.
Porque, si miro hacia atrás,
sé que el arado que agarra mis manos
no podrá trabajar con la misma fuerza y hondura
que mirándote a los ojos, Señor.
Voy contigo, Señor.
Ayúdame a no desertar, a no alejarme de Ti.
Te doy las gracias,
por la libertad que me ofreces para seguirte.
Te doy las gracias,
porque, aún en medio de tanta seducción,
sigues optando por mí,
sigues esperando mi respuesta,
sigues añorando mi presencia.
Voy contigo, Señor.
Ayúdame a cumplir con este reto,
con esta firme propuesta:
quiero estar contigo, Señor.
Quiero estar a tu lado, siempre, Señor.
P. Javier Leoz
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