Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

viernes, 21 de octubre de 2011

Embajadores de Su misericordia



Hasta hace algunos años tenía una visión romántica de la oración: «Señor, haz de mi un instrumento de tu paz». Pero al fijar mi atención en el texto, caí en cuenta de lo que realmente pedimos cuando la rezamos.

En esta oración rogamos expresamente tener un papel activo en el plan divino de bendición y salvación para el mundo. No es lo mismo pedirle al Padre que derrame sin más su paz en los corazones, a pedirle que sea yo el canal o instrumento de su paz. Claro está que Él puede hacerlo sin mí, pero ha querido usar a gente concreta, como tú y como yo, como embajadores de su gran misericordia en medio de los hombres.

En este sentido, es una oración, que si se reza en serio, puede ser muy incómoda. Nos descentra de nosotros mismos y nos compromete a ser canal de perdón, alegría, consuelo, comprensión,...para los otros.

¿Notas que falta alegría en tu ambiente? Sé tú instrumento o canal de la alegría para los que te rodean.

¿Falta el perdón o reina el odio cerca de ti? Sé tú instrumento de perdón o reconciliación para los tuyos.

¿Hay desaliento o cansancio en los que luchan a tu lado? Sé tu canal de esperanza y fortaleza para ellos,...

El «pobrecito» de Francisco nos invita a vaciarnos de nosotros mismos, para «enriquecernos» con los ricos dones de Cristo, y repartirlos a manos llena en nuestro pequeño mundo. La clave está en la oración, en la unión con el Señor. Nosotros sin él no podemos hacer nada.

Un hombre lleno de la paz de Dios es una lámpara que brilla en medio de su casa, su barrio, su instituto, su ciudad, su país, la tierra toda,...

¡Qué el Señor nos envíe muchos hombres y mujeres así, instrumentos de su paz y su misericordia para sus hermanos y hermanas! 

¡No nos conformemos con pedir a Dios sus bendiciones, pidámosle ser nosotros un canal de gracia y misericordia por donde fluyan las bendiciones que pedimos!

Amén.


Gentileza de www.librosyvideoscristianos.blogspot.com
Fuente: www.iglesia.org

1 comentario:

  1. Impresionante reflexión Magda, muchísimas gracias porque me ha servido. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea. http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma

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