Nunca dudes de cómo actúa
el poder de Dios en tu vida.
De la manera en que menos
lo esperes, y en el momento
más inesperado, Él actuará.
Nunca dudes de cómo Dios
puede guiar tu vida para que
logres cosas inimaginables,
porque Él siempre tiene su
mirada atenta a todos los que
le aman, incluso, en todos los
momentos más difíciles.
Nunca dudes de que Dios
escucha cada palabra que le
diriges y conoce todos tus
pensamientos más profundos.
Él conoce ese sufrimiento, ese
dolor, ese llanto silencioso,
no te suelta ni lo hará, no te
dejará solo cuando estés
caído, no te abandonará nunca.
Nunca dudes en acudir a Dios
en la incertidumbre, cuando
todo parece turbio y encuentras
qué hacer. Él te dará consuelo,
guía y discernimiento para que
tomes las mejores decisiones.
Nunca dudes de que Dios te
cubrirá con su abrazo paternal,
te protegerá de todos los peligros,
te dará sabiduría para afrontar
cada difícil situación y con su
Divina Providencia nada te faltará.
Nunca dudes de que "solo en Dios puede descansar tu alma y de Él te viene la esperanza, pues Él es tu Roca, tu Salvación". (Cf. Salmo 62)
¡Nunca lo dudes!
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