Él vive en ti aunque tú no seas capaz de verle. Él guía tu camino y en la sombra, carga tu cruz. Perdona tus pecados, porque te ama. Porque tu dolor también es el suyo.
Abre tu corazón a su amor, déjale entrar en Él, no le tengas en la puerta esperando. No le entregues el tiempo que te sobra. Ten disposición de amar, de hablar con Él, de entregarle tu vida y dejarla en sus manos. Ponle en el primer lugar. Búscale desde el silencio, desde lo más profundo de tu alma y escucha.
Que tu rostro sea testimonio vivo de su amor, que tu perdón y tu amor sean luz en la oscuridad del mundo.
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