Llore yo con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea;
porque Su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que Su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo vaya mi alma
a su eterna gloria.
Amén.
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