La celebración de la Eucaristía dominical da sentido a toda la semana y nos recuerda también, con el descanso de nuestras ocupaciones, que no somos esclavos sino hijos de un Padre que nos invita constantemente a poner la esperanza en Él.
Siempre Santa é Indivisible Trinidad, desde el abismo de mi nada Os adoro profundamente, Os doy gracias eternamente, Os amo infinitamente por todos y en los corazones de todos.
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