Así, con plena confianza participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Bajo la forma de pan es el Cuerpo que te es dado, bajo la forma de vino es la Sangre que te es dado, para que tomando parte al Cuerpo y Sangre de Cristo te transformes en un solo cuerpo y una sola sangre con Cristo. De esta forma llegamos a “participar de la naturaleza divina” (2 Pe 1,4). (…)
David anteriormente dijo en un salmo: “Haces brotar la hierba para el ganado y las plantas que el hombre cultiva, para sacar de la tierra el pan y el vino que alegra el corazón del hombre, para que él haga brillar su rostro con el aceite y el pan reconforte su corazón” (Sal 104 (103), 14-15). Entonces, fortifica tu corazón tomando parte en ese pan espiritual y alegra el rostro de tu alma. Puedas, con el rostro descubierto y pureza de corazón, reflejar como en un espejo la gloria del Señor (cf.2 Cor 3,18).
San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis mistagógica 4º (in Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d'Orval, 1971), trad. sc©evangelizo.org
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