A lo largo de su vida y hasta su última prueba cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, la fe de María nunca vaciló. Nunca dejó de creer en el cumplimiento de la palabra de Dios. Y así la Iglesia venera en María la más pura realización de la fe.
CIC 149
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma