Los que
busquen y nunca se detengan
a la
hora de encontrar al REY DE REYES,
al que
es fuente de paz y de alegría.
¡Seamos
tres!
Porque,
sólo los que cabalgan,
sobre el
caballo de la fe,
un
horizonte de estrellas espera
en medio
de las dificultades.
¡Seamos
tres!
Como
aquellos, regios personajes,
que
dejando palacios y vasallos,
quisieron
ser siervos de un pequeño Rey.
¡Seamos
tres!
Con tres
palabras de aliento:
alegría,
amor e ilusión.
Con tres
huellas en el camino:
servicio,
entrega y generosidad.
Con tres
miradas hacia el cielo:
La fe,
esperanza y caridad.
¡Seamos
tres!
Y, como
los Magos,
siempre
en marcha y sin temor
hacia la
meta, en la que nos espera,
el AMOR
que ha bajado del cielo,
el AMOR
que se deja adorar,
el AMOR
que se deja tocar,
el AMOR
que habla sin hablar.
¡Seamos
tres!
Con el
incienso de nuestra oración.
Con el
oro de nuestra caridad.
Con la
mirra de nuestra fragilidad.
¡Tres!
¡Seamos tres!
Para
que, Jesús desde el Portal,
pueda
una ver más comprobar,
que en
el mundo siguen existiendo,
hombres
y mujeres que dejan,
lo que
tienen y no lo que son,
para ponerse
en camino siguiendo
la ruta
que marca la estrella de Belén.
¡Tres!
¡Seamos como aquellos tres!
Que
proclamen, manifiesten y digan
que,
como Jesús, no hay otro igual.
Que el
mundo conozca, sienta y vea
la
Salvación que viene de nuestro Dios.
Y eso… depende
de muchos que,
como los
Magos, se atrevan a ir….
de tres
en tres.
P. Javier Leoz
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