Renunciemos a toda
mundaneidad, a todo espíritu del mundo, ése que no pudo recibir a Jesús, ése
que odió a Jesús y nos odia a nosotros. Es una renuncia para dejar sitio a la
grandeza de un Jesucristo que se revela maravilloso, un rostro maravilloso
escondido en un rostro sucio, herido, maltratado de tantos hombres y mujeres de
nuestra tierra.
Card. Bergoglio, Asamblea Nacional Caritas 2009
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