No hay caminos en mi vida, Señor;
apenas senderos que hoy abro
y mañana desaparecen.
Yo estoy en la edad de los caminos:
caminos cruzados, caminos paralelos.
Yo vivo en una encrucijada y mi brújula,
Señor, no marca el norte.
Yo corro cansado hacia la meta,
y el polvo del camino se me agarra
a cada paso, como la oscuridad a la noche.
Yo voy a galope caminando, y a tientas
busco un rastro, y sigo unas pisadas.
Y me digo: ¿Dónde me lleva el camino?
¿Eres quien ha extendido a lo largo de mi vida
un camino? ¿Cuál es el mío?
Si Tú me lo has dado, él me pertenece.
¿Pero, dónde me lleva?
Si Tú lo has trazado,
quiero conocer la meta.
Señor, yo busco tu camino (sólo uno),
y me fío totalmente de tu Palabra.
Dame fuerza, tesón y constancia a cada paso
para caminar realmente contigo.
Yo busco ahora un camino, Señor.
Tú, que eres Camino, da luz verde a mi vida
pues a abrir camino, Tú me llamas
.
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