Comenzamos el Primer Domingo de Adviento, el tiempo que nos prepara para la navidad, para llegada de ese 'Dios con nosotros' que sale a nuestro encuentro. Es un tiempo de meditación, de esperanza, de silencio, para darnos cuenta que Dios vive entre nosotros.
Hacemos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. El Evangelio de hoy nos
Hacemos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. El Evangelio de hoy nos
señala la necesidad de estar siempre preparados, vigilantes, pues no sabemos cuando vendrá lleno de gloria y majestad el Hijo del Hombre. Hemos de vivir en alerta permanente.
¿Qué te ilusiona hoy? ¿Cuáles son tus deseos? El mío, - pues solo tengo uno - es que Dios me haga el corazón más grande para poder amarle más, y así cumplir su voluntad para llegar a la santidad. En este tiempo de adviento, alcemos la cabeza, porque llega Jesús para amar, para perdonar, para sanar heridas, para liberar, para poner paz.
El adviento es tiempo para 'no dormir'. Hemos de estar despiertos, dándonos cuenta de como en nuestros acontecimientos diarios (por pequeños que estos sean) Dios está presente. Dios prometió que nos liberaría del pecado, de los sufrimientos y de la muerte. Prometió que se hará pequeño para salvarnos, que vendría a este mundo para salvarnos. Y lo cumplió. ¿Crees que Dios te ama, tal y como eres, porque eres su criatura, el niño de sus ojos?
Dios está cerca, muy cerca; tanto, que apareció visible, en forma de recién nacido, hasta el punto que "Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre" (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).
Nuestra liberación está cerca. Digamos 'no' a toda opresión e injusticia, y con valentía, digamos sí a la defensa de la vida, los derechos humanos, la justicia y la paz.
Señor, gracias por hacerte 'vecino, amigo' del dolor y de la debilidad. Ayúdanos a ser mejores, pues 'barro' somos, pero éste barro tiene sed, sed de ti, de ser moldeado por ti.
Pidamos a María Santísima, la portadora del Dios eterno, que nos ayude a vivir este Adviento, y cada momento de nuestra vida, con la fidelidad que Ella misma profesó a Dios desde su más tierna infancia, con la generosidad que palpitaba en su corazón, y con la llama de la fe siempre prendida.
¡Se acerca la liberación!
Dios nos siga bendiciendo.
¿Qué te ilusiona hoy? ¿Cuáles son tus deseos? El mío, - pues solo tengo uno - es que Dios me haga el corazón más grande para poder amarle más, y así cumplir su voluntad para llegar a la santidad. En este tiempo de adviento, alcemos la cabeza, porque llega Jesús para amar, para perdonar, para sanar heridas, para liberar, para poner paz.
El adviento es tiempo para 'no dormir'. Hemos de estar despiertos, dándonos cuenta de como en nuestros acontecimientos diarios (por pequeños que estos sean) Dios está presente. Dios prometió que nos liberaría del pecado, de los sufrimientos y de la muerte. Prometió que se hará pequeño para salvarnos, que vendría a este mundo para salvarnos. Y lo cumplió. ¿Crees que Dios te ama, tal y como eres, porque eres su criatura, el niño de sus ojos?
Dios está cerca, muy cerca; tanto, que apareció visible, en forma de recién nacido, hasta el punto que "Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre" (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).
Nuestra liberación está cerca. Digamos 'no' a toda opresión e injusticia, y con valentía, digamos sí a la defensa de la vida, los derechos humanos, la justicia y la paz.
Señor, gracias por hacerte 'vecino, amigo' del dolor y de la debilidad. Ayúdanos a ser mejores, pues 'barro' somos, pero éste barro tiene sed, sed de ti, de ser moldeado por ti.
Pidamos a María Santísima, la portadora del Dios eterno, que nos ayude a vivir este Adviento, y cada momento de nuestra vida, con la fidelidad que Ella misma profesó a Dios desde su más tierna infancia, con la generosidad que palpitaba en su corazón, y con la llama de la fe siempre prendida.
¡Se acerca la liberación!
Dios nos siga bendiciendo.
Alejandro María
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¿Qué te ilusiona hoy? ¿Cuáles son tus deseos? El mío, - pues solo tengo uno - es que Dios me haga el corazón más grande para poder amarle más, y así cumplir su voluntad para llegar a la santidad. En este tiempo de adviento, alcemos la cabeza, porque llega Jesús para amar, para perdonar, para sanar heridas, para liberar, para poner paz.
ResponderEliminarQue gran post magda¡Gracias! Dios os bendiga.
¡Feliz y santo Adviento! Un abrazo.
Feliz Adviento Marian!! Un gran abrazo!!!
EliminarGracias, hermoso compartir, feliz adviento.
ResponderEliminarFeliz Adviento!..y gracias por pasar por el blogs...un gran abrazo!
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