Mirando al Verbo de Dios hecho carne con los ojos de la Inmaculada, hallaremos la respuesta a todas nuestras inquietudes.
El mundo las padece, y no son pocas: Enfermedad, muerte, sufrimiento, separaciones, divorcios, falta de trabajo, pobreza, angustia, egoísmo, falta de 'sentido' a la vida, etc. Son muchos los que caminan turbados.
Pero la respuesta está en Él, a través de María. Ella desde su más tierna infancia no deseó otra cosa que cumplir fielmente la voluntad de Dios. Lo concibió, dio a luz a Aquel que ni los cielos pueden contener, lo vio crecer, predicar, morir, y resucitar.
Es la resurrección la clave y roca de nuestra fe, pues en ella está nuestra fuerza y el sentido a la vida. ¿Alguien se imagina como será la vida eterna, en comunión eterna con Dios, con nuestro 'cuerpo y alma' gloriosos, resucitados en el último día? Muchas veces no meditamos este misterio, pero es una verdad de fe, prometida por Cristo-Dios, y 'sus palabras no pasarán'.
María, queremos vivir junto a ti la espera del Redentor con el mismo gozo con el que tú lo esperaste. Ayúdanos a recibirle dignamente en el pesebre de nuestro corazón, para que pueda reposar en él complacido, resguardado de los fríos y tibios corazones que no le aceptan.
Vivimos el año de la fe junto a ti, María. Totus Tuus.
Dios nos siga bendiciendo
Alejandro María
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