Sorprende ir comparando cada frase del anuncio del Arcángel
Gabriel y la reacción de María. Él la llama “Llena de gracia...” y Ella se
turba, se sonroja. Él le afirma: “has hallado gracia delante de Dios”; es
decir, has prendado el corazón de Dios, eres su predilecta... Y Ella agacha su
cabeza más ruborizada aún.
El mensajero celeste continúa anunciando grandezas sublimes: “Tu Hijo será grande; será llamado Hijo del Altísimo... Reinará sobre el trono de David, y su reino no tendrá fin..”. Es decir, llevarás en tu seno al Eterno, al Salvador del mundo, al Mesías esperado, que noe s otro que Dios mismo. Y a Ella no se le ocurrió contestar: “he aquí la Vara de Jesé, he aquí la Flor de Cades; ni tampoco “he aquí la Reina de Israel” o “la Madre del Altísimo...” No se le ocurrió despedir al ángel diciéndole con ese típico aire de altivez: “Gabriel, retírate. Lo pensaré con calma, y comunicaré mi decisión al Altísimo, cuando lo crea conveniente". No. María dijo en toda su sencillez: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Y a partir de ese momento, a eso se dedicó. A comportarse como esclava, siendo Reina. Se puso a reinar sirviendo. Ese fue el reinado de su vida. De hecho lo primero que hizo fue irse de prisa a servir y ayudar a su prima Isabel que estaba encinta.
En la visitación, su prima Isabel, llena del Espíritu Santo le dice: "¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a verme?". Aquello fue como para recordarle a María quién era Ella... Pero Ella, una vez más, responde en humildad. Su corazón no conoció ni el más leve orgullo.
María magnificó al Señor. Devolvió a Dios con su Magnificat los honores salidos de la boca de Isabel y se puso a servir. La Reina del Cielo y tierra, la Madre del Creador del Universo, de sirvienta, humilde, anonadada. Y no tareas "de honor" para aquella que, bien sabía a quien llevaba en su seno. No. Ella estaría barriendo, fregando, cosiendo, yendo por agua a la fuente del pueblo, o llevando la basura a tirar al barranco... Quitando a su prima de las manos los platos sucios para lavarlos Ella, la ropa sucia para tallarla en el lavadero junto al río, las prendas rotas para zurcirlas...
María fue a "servir", ayudar a su prima, no a ser tratada como Reina de cielo de tierra.
En María descubrimos que el prójimo (su prima o quien sea) es más importante que Ella, hasta el punto de dedicarle su tiempo y su vida, incluso estando como estaba en el centro de la historia porque llevaba en sí al Señor de la misma.
¡Qué sencilla y humilde, la Virgen, nuestra Madre! Su dignidad y grandeza las manifestó en un amor hecho servicio sencillo y alegre... Que sepamos siempre imitar a esta doncella, a esta sierva de Nazaret, que no caminó jamás con orgullo ni altanería, sino que que se rebajó como sierva. Un día, su Divino Hijo también se rebajaría como siervo doliente. Aún ese día está lejos. El Eterno duerme sosegado en el seno de la Virgen.
Y su Madre, hoy, igual que hace dos mil años, sale presurosa a ayudar a todos los hijos que le suplican un favor. Tan sólo un Ave María, y sale sin sosiego a servir a sus hijos. María, María, siempre el ejemplo de María, llena de todas las virtudes.
Dios nos siga bendiciendo.
El mensajero celeste continúa anunciando grandezas sublimes: “Tu Hijo será grande; será llamado Hijo del Altísimo... Reinará sobre el trono de David, y su reino no tendrá fin..”. Es decir, llevarás en tu seno al Eterno, al Salvador del mundo, al Mesías esperado, que noe s otro que Dios mismo. Y a Ella no se le ocurrió contestar: “he aquí la Vara de Jesé, he aquí la Flor de Cades; ni tampoco “he aquí la Reina de Israel” o “la Madre del Altísimo...” No se le ocurrió despedir al ángel diciéndole con ese típico aire de altivez: “Gabriel, retírate. Lo pensaré con calma, y comunicaré mi decisión al Altísimo, cuando lo crea conveniente". No. María dijo en toda su sencillez: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Y a partir de ese momento, a eso se dedicó. A comportarse como esclava, siendo Reina. Se puso a reinar sirviendo. Ese fue el reinado de su vida. De hecho lo primero que hizo fue irse de prisa a servir y ayudar a su prima Isabel que estaba encinta.
En la visitación, su prima Isabel, llena del Espíritu Santo le dice: "¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a verme?". Aquello fue como para recordarle a María quién era Ella... Pero Ella, una vez más, responde en humildad. Su corazón no conoció ni el más leve orgullo.
María magnificó al Señor. Devolvió a Dios con su Magnificat los honores salidos de la boca de Isabel y se puso a servir. La Reina del Cielo y tierra, la Madre del Creador del Universo, de sirvienta, humilde, anonadada. Y no tareas "de honor" para aquella que, bien sabía a quien llevaba en su seno. No. Ella estaría barriendo, fregando, cosiendo, yendo por agua a la fuente del pueblo, o llevando la basura a tirar al barranco... Quitando a su prima de las manos los platos sucios para lavarlos Ella, la ropa sucia para tallarla en el lavadero junto al río, las prendas rotas para zurcirlas...
María fue a "servir", ayudar a su prima, no a ser tratada como Reina de cielo de tierra.
En María descubrimos que el prójimo (su prima o quien sea) es más importante que Ella, hasta el punto de dedicarle su tiempo y su vida, incluso estando como estaba en el centro de la historia porque llevaba en sí al Señor de la misma.
¡Qué sencilla y humilde, la Virgen, nuestra Madre! Su dignidad y grandeza las manifestó en un amor hecho servicio sencillo y alegre... Que sepamos siempre imitar a esta doncella, a esta sierva de Nazaret, que no caminó jamás con orgullo ni altanería, sino que que se rebajó como sierva. Un día, su Divino Hijo también se rebajaría como siervo doliente. Aún ese día está lejos. El Eterno duerme sosegado en el seno de la Virgen.
Y su Madre, hoy, igual que hace dos mil años, sale presurosa a ayudar a todos los hijos que le suplican un favor. Tan sólo un Ave María, y sale sin sosiego a servir a sus hijos. María, María, siempre el ejemplo de María, llena de todas las virtudes.
Dios nos siga bendiciendo.
Alejandro María
Que bendicion de entrada Magda...me lleno de gozo cuando pienso en nuestra Madre...que vivió Reinando sirviendo....cuantas maravillas nos deja al Dia....quiero ser una Hija suya y tenerla de referente siempre...Como escucha Ella no lo hace nadie verdad? una Gracia tenemos con Ella.....y cuanto gozo estando con el Rosario en la Mano....sé que se sienta a mi lado y lo reza conmigo Magda..lo hace con todo el que lo reza!!
ResponderEliminargracias madremia gracias por tu si y por tus suplicas diarias amen
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