Padre nuestro,
Tú que también vives en el desierto de nuestras soledades, conoces nuestro interior, nuestras penas y alegrías, ayúdame a vivir siempre amándote y buscando los bienes eternos del cielo, que pueda sentirte, no como un Dios distante, sino como un Padre consolador y amoroso, un Padre que en cada necesidad está allí para cobijarme en tierno un abrazo de bondad que me impulsa y me da esperanzas de seguir creciendo hacia Ti en el amor de tu Hijo Jesús.
Te doy gracias Padre porque puedo dirigirme a Ti en esta oración con total confianza y seguridad de sentirme escuchado y amado.
Quiero vivir mi vida pendiente en hacer obras agradables a Ti y regalar perdón a los hermanos que he ofendido y me han ofendido.
Que pueda vivir siempre manifestándote amor como tu eterno enamorado, como un hijo fiel y cumplidor, que a dondequiera que vaya, anhele mostrarte al mundo como el gran Padre, Señor y dador de vida, que sabe dar cosas buenas a sus hijos.
Amén
Pildoras de Fe
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