La eterna Verdad condescendió a responder la pregunta de mi ardiente deseo. Me dijo: “Hija mía, la Providencia no faltará nunca a los que quieran recibirla, a los que esperan perfectamente en mi. Ellos me llaman de verdad, no sólo por la Palabra, sino por amor y con la luz de la santísima Fe.
No llaman a mi Providencia los que sólo gritan “Señor, Señor”. Si no me llaman de una manera más santa, no los miraré con mi misericordia sino con mi justicia. Te aseguro que mi Providencia no faltará a los que esperan en mí. Observa con qué paciencia yo soporto estas criaturas, que he creado a mi imagen y semejanza, con un tan tierno amor.
Entonces, abriendo los ojos y la inteligencia para obedecer el mandamiento divino, esta alma vive como la eterna y soberana Bondad la ha creado, por amor únicamente. Ella ha rescatado todas las criaturas racionales con la sangre de su Hijo y su amor mismo les daba pruebas y consolaciones.
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Carta 136 a Fray R. de Capoue, 90 (Lettres I, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
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