En familia vino Dios al mundo y, con una Madre de familia
al pie de la cruz, el Señor marchó humildemente de él.
En familia, lloró Dios en la primera noche de la Navidad,
y en familia, Dios gozó por servir a la humanidad.
En familia, Jesús, recibió humildes y regios honores
En familia, subió y bajó a Jerusalén a cumplir con la Ley.
En familia, Jesús, aprendió el valor del trabajo
y, en familia, respetó y rezó en el día de descanso.
En familia, el Niño Dios, nació en la más fría noche
en familia, ese mismo Niño, recibió el aliento que, ante la ausencia del calor humano, un buey una mula le ofrecieron.
¡En familia! ¡Sí! ¡En familia!
En familia, Jesús, creció y, en familia,
Jesús, el amor de Dios aprendió
En familia, Jesús, emigró lejos de su país
y, en familia, volvió a la tierra que le vio nacer.
En familia, Jesús, se instruyó en el lenguaje del cielo
y, en familia, Jesús, entendió los signos de la tierra
En familia, Jesús, cultivó el valor de la fe en Dios
y, en familia, compartió las esperanzas de los hombres.
¡En familia! ¡Sí! ¡En familia!
Algo de bueno, debe de tener la familia
cuando, el mismo Dios, eligió formar parte de una de ellas.
Cuando, el Padre, quiso ser Padre en el cielo
y, por una familia, Padre de todos los hombres
y mujeres de la tierra
Cuando, Dios, teniendo todo…
quiso una mujer como Madre un José como padre para Jesús
y una casa donde entretejer la más bella historia de amor.
Algo, fuera de serie, divino y humano, tiene la familia
cuando Dios, puso en el tiempo señalado por los profetas
al Verbo Encarnado en el corazón de la misma.
Algo, grande, noble, insustituible y santo posee la familia
cuando, el mismo Dios, siendo Dios, quiso dejarse abrazar,
acariciar cuidar, querer, sostener,
mimar, educar y corregir en una de ellas.
FELIZ NAVIDAD CON LA SAGRADA FAMILIA
Javier Leoz
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