Tienes el cielo como casa,
y te aventuras a dejarlo para caminar junto a nosotros
¿No ves, Señor, cómo estamos?
El hombre, mata al hombre
Tu mundo, ya no es aquel que Tú creaste
La vida, ya no es vida
¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Una corte de ángeles te rodea
y prefieres nacer
en medio de la indiferencia de los hombres
sin más homenaje que el ruido de las guerras
y las contiendas o indiferencia de las naciones
Posees el calor celestial
y te adentras en el frío de la tierra
Destellas la grandeza de tu ser Dios
y te revistes de nuestra pobreza
¿POR QUÉ BAJAS TANTO, SEÑOR?
Eres Dios y, quieres ser hombre
Vives en la Ciudad Eterna
y deseas caminar a pie de tierra
Hablaste durante siglos sin dejarte ver
y, ahora, te descubrimos en un Niño
¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Eras intocable, y te dejas acariciar
Eras invisible, y te podemos adorar
Estabas más allá de las nubes,
y, te contemplamos en un pobre pesebre
¿ES NECESARIO TANTO, SEÑOR?
Déjanos por lo menos, Señor,
conquistarte con la fuerza de nuestro amor
Calentarte con la hondura de nuestra fe
Abrigarte, con la esperanza que nos traes
Responderte, con la humildad de nuestros corazones
No sé si es necesario tanto, Señor,
sólo sé que, el mundo, hoy más que nunca
te necesita como salvación.
Sólo sé, Señor, que tu llegada
es motivo para la alegría
en medio de la tormenta de tristeza
y esta cruel pandemia que nos asola
y sacude a nuestro mundo.
¡Gracias por hacer tanto, Señor!
¡Gracias por salir a nuestro paso!
¡HAS NACIDO Y ESO ES ALGO GRANDE!
Javier Leoz
(Párroco de San Lorenzo de Pamplona)
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