He visto a la Sagrada Familia a varias leguas del sitio anterior, caminando en medio de la noche hacia una montaña a lo largo de un valle muy frio, donde había caído escarcha. La Virgen María, que sufría mucho el frio, dijo a José: "Es necesario detenernos aquí, pues no puedo seguir". No bien dijo estas palabras se detuvo la borriquilla debajo de un gran árbol de terebinto, junto al cual había una fuente. Se detuvieron y José preparó con las colchas un asiento para la Virgen, a la cual ayudó a desmontar del asno. María sentose debajo del árbol y José colgó del árbol su linterna. A menudo he visto hacer lo mismo a las personas que viajan por estos lugares. La Virgen pidió a Dios ayuda contra el frio. Sintió entonces un alivio tan grande y una corriente de calor tal que tendió sus manos a José para que él pudiera calentar un tanto sus manos ateridas. Comieron algunos panecillos y frutas, y bebieron agua de la fuente vecina, mezclándola con gotas del bálsamo que José llevaba en su cántaro. José consoló y alegró a María. Era muy bueno y sufría mucho en ese viaje tan penoso para ella.
Del libro sobre el Nacimiento de la
Beata Ana Catalina Emmerick
Voz Católica
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