Descansad, amigos, descansad!
Madres que distéis a luz a vuestros hijos:
grande será vuestra recompensa por vuestra generosidad
¡Descansad!
Padres, que no os echasteis atrás ante las dificultades:
Dios que es Padre, sabrá premiar vuestra fortaleza y entereza
¡Descansad!
Jóvenes, que cuando el mundo más os necesitaba,
la muerte cortó de secó ilusiones y esperanzas;
no temáis, Jesús, eternamente joven
estará compartiendo con vosotros una eterna juventud
Niños, que en los primeros pasos de vuestra vida,
la muerte rompió vuestros juegos.
Niños, que –antes de ver la luz- la mano asesina del hombre
abortó vuestro derecho a vivir:
¡Descansad!
Ancianos, que os disteis tanto y por tantos en la tierra,
y, a veces, fuisteis injustamente tratados y orillados
por el egoísmo que congela el alma, la vida y el corazón:
vuestras arrugas, en el cielo, serán tarjeta de desembarque
signo de vuestra tribulación, sello de vuestro trabajo.
¡Descansad!
Sacerdotes que, elevasteis al cielo la Hostia
en un eterno Memorial de Pasión,
Muerte y Resurrección de Cristo:
hoy, gozáis y celebráis la Eucaristía concelebrando
con el Eterno y Sumo Sacerdote: Jesús
Religiosos y religiosas, célibes y solteros,
anónimos y labriegos, empresarios y hombres del campo,
maestros y médicos, cultos e ignorantes,
sabios y ricos, altos y bajos, ricos y pobres,
¡Descansad!
Porque, todo tiene su tiempo,
y si algo existe en este camposanto
es precisamente eso: tiempo
Tiempo para aguardar
Tiempo para esperar
Tiempo para rezar
Tiempo para velar
Tiempo para recordar
Tiempo para confiar
Porque, si algo tiene el campo santo,
es la certeza de que todos, un día, cuando Dios lo quiera,
volverán, volveremos a brotar en una definitiva espiga
y suculenta cosecha de Resurrección.
Descansad, amigos, descansad;
descansad aquellos que, el covid19,
segó vuestra vida sin compás para la despedida
tiempo para el adiós o instante para un abrazo.
La fe os acompañó, la esperanza os mantuvo en pie
y, la caridad, os la habéis reservado y llevado como pasaporte
como picaporte para entrar en la eternidad.
Que todos, los vuestros y los míos,
descansen en las mejores manos:
¡EN LAS MANOS DE DIOS!
J.Leoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma