Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

lunes, 30 de noviembre de 2020

Andrés siguió Jesús hasta la cruz

[“¡O buena cruz que has tomado tu gloria de los miembros del Señor! Cruz largo tiempo deseada, ardientemente amada, buscada sin cesar y preparada para mis ardientes deseos”].* La fiesta de san Andrés, estuve conmovido al ver cómo ese santo se prosterna súbitamente a la vista de la cruz, no puede retener su alegría y la hace estallar con palabras tan apasionadas.

“Buena”: útil, honorable, agradable, es todo su bien, es el único bien que lo alcanza. “Cruz largo tiempo deseada”, no sólo deseada sino deseada con ardor, por eso el tiempo se le hacía largo. “Cruz ardientemente amada”: el amor no existe sin preocupación, ese santo buscaba la cruz con el afán y temor de un hombre que aprehende no encontrar, que no puede encontrar pronto. Dirán ustedes que encontrará un tesoro cuando la encuentre. El éxtasis que demuestra es el de un amante poseído de un amor extremo. “Buscada sin cesar”: he aquí nuestra regla y es por eso que debe encontrarla. “Preparada para mis ardientes deseos”, estas palabras muestran un gran deseo.

Era necesario que amase mucho a Jesucristo para encontrar tanto placer en la cruz. A veces se aman los hombres por los bienes que poseen, pero amar sus miserias por amor a ellos, es inaudito. Es ya mucho si no se los odia a causa de sus miserias. No hay amor más grande que dar su vida por nuestros hermanos (Jn 15,13). Pero hay grados en ese sacrificio, ya que morir con esta alegría y afán, es por un amor incomparable. ¡Qué fe!


(* La liturgia de la fiesta -Matines, 2º nocturno, 6º lección- atribuye esas palabras a San Andrés).

San Claudio de la Colombière (1641-1682)
jesuita
Diario espiritual (Écrits spirituels, Christus n° 9, DDB, 1982), trad. sc©evangelizo.org

domingo, 29 de noviembre de 2020

Caminando con San José durante el adviento


Ni una sola vez en la Biblia escuchamos una palabra de San José. Quizás no hable mucho pero es San José quien amó, protegió y cuidó de la Sagrada Familia. Este silencio de San José es muy elocuente. San José en su silencio trabaja atrás del escenario, quizás no lo vemos tanto pero sin él las cosas no hubieran sido igual. María de hecho también tiene algo parecido a San José pues persigue silenciosamente la santidad haciendo las cosas ordinarias de la vida extraordinariamente bien. Espero que disfruten de este video.

Al comienzo de este Adviento, estamos invitados a caminar a Belén acompañados de San José...

Con mi bendición diaconal,

P. Juan Carlos Arias, LC 

 

www.christian.art


Adviento

Se trata de reescribir la historia, porque verdaderamente Él hace nuevas todas las cosas, con gestos concretos.

No es sólo cambiar las palabras, sino convertir nuestros sentimientos al corazón de Jesús, que ya late en el vientre bendito de María, vaso espiritual digno de devoción, arca de la nueva alianza entre Dios y la humanidad.

Es también entregarse a los demás, olvidándose de uno mismo. La Revolución de la Ternura está ya en camino. 

Manuel Ignacio Sanchez Lopez

sábado, 28 de noviembre de 2020

MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE


MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE  - Málaga

"He oído en la montaña,

cuando levanta el cielo,

la voz del arroyuelo,

su plácido rumor.

He oído en la espesura,

la cántiga del ave,

cuando con voz suave

bendice a su Creador.


Mas eso es menos dulce

que el eco de tu nombre,

cuando te invoca el hombre

con la voz del corazón.

Tu nombre es dulce, María;

tu nombre es armonía,

tu nombre es bendición.


He oído los susurros

del agua entre las flores,

que canta tus amores

con quejumbrosa voz.

He oído el eco vago

que eleva en la montaña

la mística campana,

vocero de su Dios.


Pero eso es menos dulce

que el nombre que dio el cielo,

a Aquella que es consuelo

del hombre en su dolor.

Tu nombre es más dulce,

bellísima María;

tu nombre es alegría

del pobre pecador."


Autor: Enrique Álvarez Bonilla.


MISLopez

viernes, 27 de noviembre de 2020

UNA NAVIDAD DIFERENTE

 


pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD DISTINTA

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD SIN MULTITUDES

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD EXTRAÑA

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD CON TEMOR

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD ATÍPICA

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD CON MENOS FAMILIA

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD CON MENOS RUIDO

pero con el NIÑO

UNA NAVIDAD CON PREVENCIONES

pero con el NIÑO

¿ Diferente o distinta? 

¡Lo más importante estará!

¡DIOS EN MEDIO DE NOSOTROS!

 

J.Leoz

 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Miércoles de San José


 De una familia divina

Pasó a una Familia humana. 

Vivo humilde en la obediencia;

Pobre vivió en Nazaret

Quien rico en su padre estaba,

Y siendo todo en la altura

En el suelo se hizo nada.


Intimidad con Dios=Santidad

martes, 24 de noviembre de 2020

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35)

Nuestro Señor Jesucristo vendrá de los cielos y vendrá hacia el fin del mundo, en el último día; porque este mundo tendrá un fin, y el mundo creado será renovado. Puesto que, efectivamente, la corrupción, el robo, el adulterio y las faltas de toda clase han llegado a toda la tierra y «la sangre sucede a la sangre derramada en todo el mundo» (Os 4,2), y para que esa admirable morada no quede llena de injusticia, ese mundo pasará y se inaugurará uno más bello... Escucha lo que dice Isaías: «Se enrollan como un libro los cielos, y todo su ejército palidece como palidece el sarmiento de la cepa, como una hoja mustia de higuera» (Is 34,4). También el Evangelio dice: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo» (Mt 24,29). No nos aflijamos como si sólo tuviéramos que morir nosotros: también las estrellas morirán, pero quizás resucitarán. El Señor enrollará los cielos, no para destruirlos, sino para resucitarlos aún más bellos. Escucha como habla el profeta David: «Al principio cimentaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos: ellos perecerán, pero tú permaneces... Serán como un vestido que se muda (Sl 101, 26-28)... Escucha lo que también dice el Señor: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35); es que el peso de las cosas creadas no se puede igualar con las palabras de sus Señor.

 

 

San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismales, nº 15 evangelizo.org

lunes, 23 de noviembre de 2020

Lo dio todo


“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lc 23,46) Esta es la última oración de nuestro Maestro, nuestro Amado. ¡Ojala sea también la nuestra! No sólo la oración de nuestro último instante sino la de todos los instantes;

“Padre mío, a tus manos me encomiendo, Padre mío, me confío a ti, Padre mío, me abandono a ti. Padre mío, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy gracias, te doy gracias por todo.

Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, te doy gracias por todo, con tal que se haga en mí tu voluntad, oh Dios, con tal que se haga tu voluntad en todas tus criaturas, en todos tus hijos, en todo lo que tú amas.

No anhelo nada más, Dios mío. Entrego mi espíritu a tus manos, te lo doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te quiero y me lo exige el amor que te tengo: abandonar todo, sin medida, entre tus manos. Me confío a ti, con inmensa confianza porque tú eres mi Padre”.

Beato Carlos de Foucauld (1858-1916)

ermitaño y misionero en el Sahara

Meditaciones sobre los evangelios respecto a las principales virtudes (1896)evangélico.org 

domingo, 22 de noviembre de 2020

Viva Cristo Rey



"El que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos"

Esa es la clave: la autoridad como servicio. La vida de Jesús fue de servicio constante, desinteresado y hasta el final, siguiendo fielmente la voluntad del Padre.

Y es así cómo Jesús, el Maestro, el Señor, nos dice que para ser jefe hay que servir. ¡Qué contraste con quienes  ejercen la autoridad con tiranía! Al poder mundano le incomoda (ayer, hoy y siempre) el mensaje del Evangelio, que libera al hombre de la esclavitud de la vanidad y el pecado.

La actitud de Cristo choca frontalmente con la prepotencia de aquellos políticos que buscan sólo sus propios intereses, en vez del bien común de la Humanidad. 

También a veces el pueblo, engañado y confundido, elige que suelten a Barrabás y crucifiquen al Salvador. El mundo sin Dios queda preso del príncipe de la mentira: lo estamos viviendo...

Servir es ofrecer lo mejor de uno mismo a los demás. Servir es estar disponible para los demás. Servir es dar lo mejor de mí en mi trabajo, en mi familia, en todas partes. Ser servidor de todos es todo un plan de vida, para construir el Reino de Dios ya desde este mundo.

M.I.S.Lopez

sábado, 21 de noviembre de 2020

Sábado de La Virgen María

 



Si Adán pudo llamar a Eva al ser ella sacada de su costilla: "hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gen. 2, 23), ¿no puede la Virgen María aún con mayor derecho llamar a Jesús "Carne de mi carne y Sangre de mi sangre"? 

Tomado de la "Virgen intacta", la Carne de Jesús es la carne maternal de María; la Sangre de Jesús es la sangre maternal de María. Así pues, no será nunca posible el separar a Jesús de María. 


- Santo Tomás de Aquino

viernes, 20 de noviembre de 2020

Una cruz sencilla

 


"Hazme una cruz sencilla, carpintero.

Sin añadidos ni ornamentos,

que se vean desnudos los maderos,

desnudos y decididamente rectos.


Los brazos en abrazo hacia la tierra,

el astil disparándose a los cielos.


Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto, este elemento humano de los dos mandamientos.


Sencilla, sencilla, más sencilla,

hazme una cruz sencilla, carpintero."


León Felipe


L.I.S.Lopez

jueves, 19 de noviembre de 2020

“Al ver la ciudad, lloró por ella.”

 

Jesús Lloró, Pintado por James Tissot (1836-1902), Gouache y acuarela sobre papel, Pintado en 1894 © Museo de Brooklyn, Nueva York - https://today.us20.

 

Dos amores construyeron dos ciudades: el amor propio hasta el desprecio a Dios hizo la ciudad terrena; el amor de Dios hasta el desprecio de si mismo, la ciudad del cielo. La una se glorifica a sí misma, la otra se glorifica en el Señor. Una busca la gloria que viene de los hombres (Jn 5,44), la otra tiene su gloria en Dios, testigo de su conciencia. Una, hinchada de vana gloria, levanta la cabeza, la otra dice a su Dios: “Tú eres mi gloria, me haces salir vencedor...” (cf Sal 3,4) En una, los príncipes son dominados por la pasión de dominar sobre los hombres y sobre las naciones conquistadas, en la otra todos son servidores del prójimo en la caridad, los jefes velando por el bien de sus subordinados y éstos obedeciéndoles. La primera, en la persona de los poderosos, se admira de su propia fuerza, la otra dice a su Dios: “Te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.” (Sal 17,2)

En la primera, los sabios llevan una vida mundana, no buscando más que las satisfacciones del cuerpo o del espíritu o las dos a la vez: “...habiendo conocido a Dios, no lo han glorificado, ni le han dado gracias, sino que han puesto sus pensamientos en cosas sin valor y se ha oscurecido su insensato corazón...han cambiado la verdad de Dios por la mentira.” (cf Rm 1,21-25) En la ciudad de Dios, en cambio, toda la sabiduría del hombre se encuentra en la piedad que da culto al verdadero Dios, un culto legítimo y que espera como recompensa, en la comunión de los santos, no solamente de los hombres sino también de los ángeles, “que Dios sea todo en todos.” (1Cor 15,28)

San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
La Ciudad de Dios 14,28 evangelizo.org

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