Cuando vi lo que mi confesor debía sufrir a causa de la obra que Dios realizaba a través de él, me espanté durante un momento y dije al Señor Jesús: después de todo esta obra es Tuya, ¿por qué Te portas con él de tal modo que parece que se la dificultas, mientras exiges que la lleve adelante?
Jesús me contestó:
Escribe que día y noche Mi mirada descansa sobre él y permito estas contrariedades para multiplicar sus méritos. YO NO RECOMPENSO POR EL RESULTADO POSITIVO sino por la paciencia y el trabajo emprendido por Mí.
(Diario de la santa Faustina, la Divina Misericordia en mi alma)
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