Evangelio del
día.
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has
revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado
por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al
Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Reflexión:
Por eso aunque no hayamos hecho cursos bíblicos ni estudios de
teología, quizás por ser pequeños y sencillos podemos entender mejor el Santo
Evangelio más que uno que está hinchado con su ciencia.
A Dios le agrada revelarse a los pequeños, y por eso elige a los
sencillos y los que son niños de corazón o de edad.
Sobre todo hay que conservar la virtud de la pureza de mente,
cuerpo y corazón, porque los niños son puros y si Dios se revela a ellos y a
los que son como ellos, es porque son puros, porque como dice una de las
Bienaventuranzas: Felices los puros de corazón porque verán a Dios.
Ya desde esta tierra verán a Dios y lo conocerán. Porque si bien a
Dios Padre solo lo puede conocer perfectamente el Hijo, por ser Dios como el
Padre; así también el Hijo puede revelar a los pequeños el conocimiento del
Padre, y esto se logra solo si somos puros.
Por eso veremos que el demonio en estos tiempos inunda el mundo de
lujuria e impureza, ya que él bien sabe que los pecados de la carne nublan la
inteligencia, tuerce la voluntad y no deja que la Sabiduría se apodere de los
corazones.
Ya lo ha dicho la Virgen en Fátima: Los pecados que más almas
llevan al Infierno son los pecados de la carne. Así que tenemos que luchar
contra estos pecados porque no solo no nos dejan comprender a Dios y las cosas
de Dios, sino que hasta nos dañan en la vida corporal y material.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser lo más puros que
podamos, en medio de este ambiente corrompido, y para lograr este objetivo
tratemos de mirar televisión lo menos posible, porque a través de ella entra el
mal por los ojos y corrompe el corazón.
Jesús, María, os amo, salvad las almas
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