Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros,
para que Dios incluya en este Rosario que está acabando su pobre siervo lo que
le falta. Eres tú la que me has dado este puñado de granos de madera en el año
mil novecientos cincuenta en que me convertí.
Recuerdo a Dios en el jardín del hospital, la banda ingenua, el descenso de la cosecha bajo la brisa, las mujeres que, al acercarse la custodia, se doblaban como trigo segado.
Mi Rosario está dicho. Tengo la cruz áspera en mi mano al escribir estas líneas. Sé cuanta fuerza he sacado aquí desde el día que pensé que estaba muerto, hasta el momento cuanto, lleno de vida eterna, escucho, seguro de mi mismo, el viento (…)
Alabaré a mi Dios y pondré ante él mi corazón contra la tierra. Este puñado de granos, Oh Virgen, aquí te presento la pobre gavilla que produjo.
Recuerdo a Dios en el jardín del hospital, la banda ingenua, el descenso de la cosecha bajo la brisa, las mujeres que, al acercarse la custodia, se doblaban como trigo segado.
Mi Rosario está dicho. Tengo la cruz áspera en mi mano al escribir estas líneas. Sé cuanta fuerza he sacado aquí desde el día que pensé que estaba muerto, hasta el momento cuanto, lleno de vida eterna, escucho, seguro de mi mismo, el viento (…)
Alabaré a mi Dios y pondré ante él mi corazón contra la tierra. Este puñado de granos, Oh Virgen, aquí te presento la pobre gavilla que produjo.
Francis Jammes
La coronación de la Santa Virgen (Oración)
En Le Rosaire au Soleil, Mercure de France, 1917
www.spiritualite-chretienne.com
Fuente:http://www.mariedenazareth.com/
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