No es la hora
del miedo y la soledad.
No es el tiempo de la dispersión.
No es el momento de hacer
los caminos en solitario.
No es la época de la uniformidad.
No son los días de desesperar.
Es la hora del espíritu.
Es la hora de la comunión.
Es el tiempo de la verdad.
Es la llegada de la libertad.
Es la hora de quienes
tienen oídos para oír.
Es la hora de quienes tienen
corazón de carne y no de piedra.
Es el tiempo de los que adoran
en Espíritu y Verdad.
Es el tiempo de los que creen y esperan.
Es el tiempo para los que se quieran
hacer nuevos.
Es el tiempo para los que quieran
hacer lo nuevo.
Es ahora cuando todo es posible.
Es ahora cuando el reino está en marcha.
Es ahora cuando merece la pena
no volverse atrás.
Es ahora cuando podemos darnos la mano.
Es ahora cuando su voz grita.
Es ahora cuando los profetas
tienen que gritar.
Es ahora cuando los miedosos
no tienen nada que hacer.
Es ahora cuando nuestra fuerza es el Señor.
Es ahora cuando el Espíritu del Señor
está sobre nosotros.
Es ahora el tiempo del Espíritu.
Es ahora cuando los creyentes
pueden proclamar:
«Me ha enviado a proclamar la paz,
y la alegría»
P. Javier Leoz
http://www.celebrandolavida.
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