Dame tus ojos, Señor, quiero ver
como tú ves; dame tu entendimiento, quiero entender, como tú entiendes,
dame tu corazón, para tener tus mismos sentimientos. Enséñame a
permanecer en paz mientras está la tormenta y dejándote actuar, pues sé
que es ahí donde tu poder se manifiesta con mayor majestad.
Hoy, a pesar de cualquier
situación difícil que viva, mantendré una actitud de paz y de fe en que
es el Señor, quien está moldeando mi vida.
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