Todos
de alguna forma u otra sufrimos
en la
vida, nos guste o no.
Cuando
aparece el dolor, cuando llega
el
sufrimiento por pequeño o grande que sea,
es necesario
aceptarlo con paz.
Decimos
que el mejor maestro es el dolor,
¿y
sabes tú por qué?
Porque nos hace más sensibles
Porque nos hace más sensibles
y
comprensivos ante el dolor ajeno;
quien
ha sufrido, siempre sabrá escuchar,
comprender,
disculpar.
El
dolor te hace madurar, te humaniza,
te hace
humilde, te hace capaz
de
pedir ayuda y dar consuelo.
Dicen que los ojos que han llorado
Dicen que los ojos que han llorado
ven
mejor, y es realmente cierto,
las
lágrimas limpian el alma y no le impiden
la
entrada a Dios en nuestro corazón.
Al maestro dolor debemos tomarlo
Al maestro dolor debemos tomarlo
como
una parte de la vida, y aprender
que es
una forma de ir madurando,
y nos
hace crecer espiritualmente
si
sabemos sacarle provecho.
Cuando en nuestra vida todo es plenitud,
Cuando en nuestra vida todo es plenitud,
salud,
viajes, dinero, etc., no se elevan
los
ojos al cielo, todo al suelo, a lo terrenal.
Pero cuando se sufre de soledad,
Pero cuando se sufre de soledad,
enfermedad,
tristeza, vacío del alma,
entonces
aprendemos a elevar los ojos
hacia
nuestro padre Dios.
La alegría fabricada es mala.
La alegría fabricada es mala.
Es como
una copa de alcohol que embriaga
y nos
hace olvidar por un ratito la realidad
en que
vivimos. Es necesario aceptar la realidad,
aunque
sea dolorosa, esto siempre será mejor.
El
dolor nos enseña a amar, a perdonar,
a ser
humildes. El dolor es parte de la vida
y es el
mejor método para madurar.
Maria
Julia Lafuente
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