Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

sábado, 15 de junio de 2013

¿Qué hay de urgente para tener tanta prisa?



Oyes una palabra de Dios, y sales obediente tras la Palabra que te envió. Esta palabra enviada no es sólo la palabra de un hombre: es el Hijo único del Padre, hecho carne en ti y de ti. (...).

¿Qué hay de urgente para tener tanta prisa? El Padre amó tanto al mundo que le ha dado a través tuyo a Su Hijo, la Sabiduría Eterna.

La humanidad ha deseado tanto ese don de Dios que tiene prisa de alabarte a ti, Madre del Salvador.

Para no hacer esperar ni a Dios ni al hombre, te pones en camino con paso presuroso.

Vas con prisa porque el amor te colma de alegría.

Corres, llevada por Quien en ti llevas, nueva Eva, deseosa de ofrecer al mundo el fruto bendito de tu vientre. (…)

Te marchas, niña inmaculada sorprendida por el mal y llena de compasión, por los caminos que conducen a los pueblos del hombre, te marchas, abriendo, como siempre lo haces, el paso a tu Hijo. Por los caminos del viejo mundo que espera su primavera - la que tú llevas y que nacerá de ti - te vas, tú, la Mujer anunciada, más joven que el viejo mundo del pecado. Por nuestros difíciles caminos escarpados, hostiles y peligrosos, llegas al corazón de nuestros problemas, para revelarnos el sueño de Dios, nuestro sueño se ha realizado en ti, maravilla de la verdadera humanidad.

Santa María, tennos muy presente para que las dificultades de la ruta no nos impidan responder a la llamada del prójimo.

Haz que cantemos el canto que invadía tu corazón mientras recorrías los caminos y colinas de tu tierra.

Haz que crezca en nosotros el canto de los pobres, de los pequeños, de los que sirven y no son servidos. (...)

Ayúdanos a llevar a Jesucristo en un alma que canta, para que llene de alegría el mundo en que vivimos, para que a nosotros en estos días, como para ti en aquellos días, Dios quiera visitar.


 P.Guiavarc'h, s.m.m.
A Notre-Dame de la Visitation
en Le livre d'heures de Marie, textos reunidos por Alphonse Bossard,
S.M.M. Desclée de Brouwer, 1981

Un Minuto con María.
mariedenazareth.org

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