Su Hijo es nuestro abogado, ella también es nuestra abogada, pero de
manera diferente, lo he dicho cien veces. El Salvador es el abogado de
justicia, ya que él nos defiende, alegando el derecho y la razón de
nuestra causa, él aporta las piezas de convicción, que son nada menos
que su redención, su sangre, su cruz, le confiesa a su Padre que somos
sus acreedores, pero le hace notar que él ha pagado por nosotros
Sin embargo, la Virgen y los santos son abogados de gracias, piden para que seamos perdonados, y todo esto a través de la Pasión de Cristo, no tienen con qué justificar lo que somos, pero se confían al Salvador; en definitiva, no unen sus oraciones a la intercesión del Salvador, ya que no tienen la misma calidad, sino que las unen a las nuestras.
Si Jesús implora al cielo, ora en su virtud, la Virgen ora como nosotros en la virtud de su Hijo, pero con más crédito y favor. ¿Veis que todo se reduce al honor de su Hijo y que en Él se magnifica su gloria?
Sin embargo, la Virgen y los santos son abogados de gracias, piden para que seamos perdonados, y todo esto a través de la Pasión de Cristo, no tienen con qué justificar lo que somos, pero se confían al Salvador; en definitiva, no unen sus oraciones a la intercesión del Salvador, ya que no tienen la misma calidad, sino que las unen a las nuestras.
Si Jesús implora al cielo, ora en su virtud, la Virgen ora como nosotros en la virtud de su Hijo, pero con más crédito y favor. ¿Veis que todo se reduce al honor de su Hijo y que en Él se magnifica su gloria?
Oeuvres complètes, t. VII, p. 459
citada en Hubert Du Manoir, Maria : études sur la sainte Vierge, Tomo II (Paris: Beauchesne, 1952)
Un minuto con María
www.mariedenazareth.org
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