¿Acercarme a Ti, a pesar las murmuraciones
y críticas sobre mi vida?
¿Derramar el perfume de mis obras,
a pesar de hacerlo con cuentagotas?
¿Agradecer, con mi llanto,
tu presencia que me rescata y me renueva?
¿Me dejas, Señor?
¿Olvidarme de lo mucho que me separa de Ti?
¿Acercarme, con un corazón humilde,
para que Tú lo restaures?
¿Lanzarme con pasión
a la búsqueda de tu rostro?
¿Me dejas, Señor?
Hoy, como aquella mujer,
también quiero pasar de la oscuridad a la luz,
de la debilidad a la fortaleza,
del pecado a la Gracia,
de la muerte a la vida,
del distanciamiento
a la comunión contigo, Señor.
¿Me dejas, Señor?
Hoy, como aquella mujer,
a la que no le tembló el pulso
quiero hacerme hueco en medio
de tanto obstáculo que me impide llegar a Ti
Sí; Señor
No sé si estoy totalmente arrepentido
lo que sí sé, es que sin Ti,
el perfume de la vida me sabe a poco,
las lágrimas de cada día se secan pronto,
y los cabellos del prójimo
son utilizados para arrastrarlos,
cabello y prójimo, por el miserable suelo.
¿Me dejas, Señor?
Sólo te traigo, lo que en el corazón tengo: AMOR
¿Me dejas dártelo, Señor?
Y así, sólo así y entonces,
podré de verdad…irme en paz.
Amén.
P. Javier Leoz
celebrandolavida.org
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