El Escondido por amor a los hombres.
Jesús, que es Dios y hombre verdadero, está escondido en el Santísimo Sacramento del Altar. Y esto es un gran bien para nosotros que, por la fe, podemos alcanzar más mérito y, por lo tanto, más premio y gloria ya que creemos en su presencia real, sin verlo con los ojos del cuerpo.
Por eso la Eucaristía es también el Misterio de la Fe, como lo anuncia el sacerdote inmediatamente luego de la Consagración en la Santa Misa.
Es que a Jesús siempre le ha gustado jugar a las escondidas, como bien se ve en el Santo Evangelio, cuando se aparece resucitado a María Magdalena, pero ella no lo reconoce; cuando camina al lado de los discípulos de Emaús y algo impedía que ellos le reconocieran, etc.
Así Jesús hoy está escondido en el Santísimo Sacramento, está escondido en el Sagrario de nuestra iglesia más cercana y espera día y noche que vayamos a visitarle y a recibir gracias de su Bondad omnipotente.
Si no vamos a visitarlo es porque nuestra fe es muy pequeña o nula, ya que no podemos creer realmente que Jesús, el Señor del Cielo y de la Tierra esté en el Sagrario, y nosotros no vayamos a sus pies a recibir dones y regalos de todo tipo.
Hagamos un acto de fe y vayamos a visitar a Jesús, el divino Escondido, que quiere revelársenos a nuestra alma fiel. Porque como dijo el pastorcito de Fátima, Francisco: “En el Santísimo Sacramento, Jesús está disfrazado de hostia”
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.
Fuente http://www.santisimosacramento.santisimavirgen.com.ar/
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