Un Capuchino que había decidido rezar por las almas del Purgatorio y ofrecer los sufragios de manera ferviente, poco a poco por las ocupaciones del día a día se fue enfriando su interés hasta haberse olvidado de las pobres almas.
Hasta que Jesucristo se le apareció una tarde, le dijo:
“Cuanto hicieras por las almas del Purgatorio lo recibiré Yo con tanto gusto como si Yo mismo estuviera en aquellas penas y tú me sacaras de ellas”.
También la venerable Francisca del Sacramento Carmelita le dijo a Cristo; Hasta cuando voy a sufrir así, y Jesús se le apareció y le respondió:
“Por ahora conviene que vivas para el alivio de mis amigas las almas del Purgatorio”.
Y muchas otras apariciones le aseguró el concepto de que lo que por ellas esta monja padecía era de mucho agrado para Él.
Otro día se le apareció María Santísima acompañada de innumerables Santos y ademas en una procesión muy larga con muchas almas.
Después de favorecer esta soberana, nuestra Madre la acariciaba y le recomendaba que siguiera rezando y ofreciendo sus sufrimientos por las almas del Purgatorio que tanto le agradaban a su Hijo. Cualquier molestia que sintiera ya sabia que tenia una causa para ofrecerla.
Se le apareció otro día su ángel custodio con otro ángel después de haberla consolado por una gran fatiga que ya estaba padeciendo de tanto trabajo que ella misma hacia en el convento, oyó que le dijo el otro ángel custodio:
“Vamos, no estorbemos esta buena obra que hace esta santa religiosa con tanto amor por las almas del Purgatorio”.
Y en ese instante cuando los ángeles subían al Cielo entonces subían desde la tierra un grupo de almas del Purgatorio y se dirigían junto con los ángeles para el Cielo.
De esta manera esta religiosa jamas volvió a quejarse ni por dolores que padeciera ni por trabajos arduos que tuviera.
Hasta que Jesucristo se le apareció una tarde, le dijo:
“Cuanto hicieras por las almas del Purgatorio lo recibiré Yo con tanto gusto como si Yo mismo estuviera en aquellas penas y tú me sacaras de ellas”.
También la venerable Francisca del Sacramento Carmelita le dijo a Cristo; Hasta cuando voy a sufrir así, y Jesús se le apareció y le respondió:
“Por ahora conviene que vivas para el alivio de mis amigas las almas del Purgatorio”.
Y muchas otras apariciones le aseguró el concepto de que lo que por ellas esta monja padecía era de mucho agrado para Él.
Otro día se le apareció María Santísima acompañada de innumerables Santos y ademas en una procesión muy larga con muchas almas.
Después de favorecer esta soberana, nuestra Madre la acariciaba y le recomendaba que siguiera rezando y ofreciendo sus sufrimientos por las almas del Purgatorio que tanto le agradaban a su Hijo. Cualquier molestia que sintiera ya sabia que tenia una causa para ofrecerla.
Se le apareció otro día su ángel custodio con otro ángel después de haberla consolado por una gran fatiga que ya estaba padeciendo de tanto trabajo que ella misma hacia en el convento, oyó que le dijo el otro ángel custodio:
“Vamos, no estorbemos esta buena obra que hace esta santa religiosa con tanto amor por las almas del Purgatorio”.
Y en ese instante cuando los ángeles subían al Cielo entonces subían desde la tierra un grupo de almas del Purgatorio y se dirigían junto con los ángeles para el Cielo.
De esta manera esta religiosa jamas volvió a quejarse ni por dolores que padeciera ni por trabajos arduos que tuviera.
Tomado de
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