Reflexión sobre la acuarela sobre papel
Lucas 11:29-32
La historia de Jonás y la ballena también se menciona en el Corán (37:139). Era una historia popular en el mundo musulmán, al igual que en el cristianismo primitivo, y se ilustraba con frecuencia en manuscritos. Sin embargo, esta pintura a gran escala nunca formó parte de un manuscrito. Es posible que se utilizara durante la recitación oral o la narración de cuentos. Los estudiosos también han sugerido que, con su fuerte paleta, sus figuras monumentales y su composición sobria, esta obra podría haber sido un boceto para una pintura mural hoy perdida. Aquí vemos a Jonás tras ser liberado del vientre del pez. Sobre él crece una enredadera florecida, enviada por Dios para protegerle de los elementos. En la parte superior del cuadro, un ángel de coloridas alas desplegadas ofrece a Jonás un manto.
Muchos de los contemporáneos de Jesús tardaron en responder a su presencia y a su mensaje; insistían en recibir alguna señal dramática. A menudo nosotros también rezamos, pidiendo recibir una "señal de Dios" cuando tenemos que tomar decisiones difíciles. En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús les recuerda que, en el pasado, la gente de fuera de Israel, los paganos, respondieron a los mensajeros de Dios mejor que el pueblo de Israel. Los ninivitas respondieron a la predicación del profeta Jonás, y la reina de Saba a la sabiduría de Salomón. Estos paganos fueron más receptivos a la presencia de Dios en Israel que los propios contemporáneos de Jesús.
Jesús está diciendo que cualquier signo que busquemos se encuentra ya en el devenir ordinario de la vida. Tenemos que rezar para tener ojos para ver. Hoy pedimos ojos para ver los muchos signos de la presencia del Señor en nuestra vida cotidiana.
by Padre Patrick van der Vorst
Jonás y la ballena,
Folio de un Jami al-Tavarij (Compendio de crónicas),
Irán, hacia 1400,
Tinta, acuarela opaca, oro y plata sobre papel
© The Metropolitan Museum, Nueva York
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