Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Santo Niño del Remedio,
dulce emblema de ternura,
encanto del alma mía,
mi amor, mi bien, mi ventura.
Remedia todos mis males,
atiende mis peticiones,
consuela todas mis penas
y escucha mis oraciones.
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