La sencillez y el encanto de lo cotidiano: San José trae agua a cántaros en la ribera del río, mientras la Madre sostiene con ternura a su Hijo. El bebé Jesús está feliz y seguro sobre la tierra santa que pisan sus piececitos: el bendito regazo de María.
José, intercede por nosotros para que algún día, ya purificados por el agua viva, podamos mirar cara a cara a Jesús y María, como tú tuviste la inmensa fortuna de experimentar.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma