Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
gadgets para blogger

ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 1 de octubre de 2020

Santa Teresita del Niño Jesús -"El cántico de las Misericordias del Señor"

A ti, Madre querida, a ti que eres doblemente mi madre, quiero confiar la
historia de mi alma... El día que me pediste que lo hiciera, pensé que eso
disiparía mi corazón al ocuparlo de sí mismo; pero después Jesús me hizo
comprender que, obedeciendo con total sencillez, le agradaría. Además,
sólo pretendo una cosa: comenzar a cantar lo que un día repetiré por toda
la eternidad: «¡¡¡Las misericordias del Señor !!!»...

Antes de coger la pluma, me he arrodillado ante la imagen de María (la
que tantas pruebas nos ha dado de las predilecciones maternales de la
Reina del cielo por nuestra familia), y le he pedido que guíe ella mi mano
para que no escriba ni una línea que no sea de su agrado. Luego, abriendo
el Evangelio, mis ojos se encontraron con estas palabras: «Subió Jesús a
una montaña y fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él» (San
Marcos, cap. II, v. 13). He ahí el misterio de mi vocación, de mi vida entera,
y, sobre todo, el misterio de los privilegios que Jesús ha querido dispensar
a mi alma... El no llama a los que son dignos, sino a los que él quiere, o,
como dice san Pablo: «Tendré misericordia de quien quiera y me apiadaré
de quien me plazca. No es, pues, cosa del que quiere o del que se afana,
sino de Dios que es misericordioso» (Cta. a los Romanos, cap. IX, v. 15 y
16).

Durante mucho tiempo me he preguntado por qué tenía Dios preferencias,
por qué no recibían todas las almas las gracias en igual medida. Me
extrañaba verle prodigar favores extraordinarios a los santos que le habían
[2vº] ofendido, como san Pablo o san Agustín, a los que forzaba, por así
decirlo, a recibir sus gracias; y cuando leía la vida de aquellos santos a los
que el Señor quiso acariciar desde la cuna hasta el sepulcro, retirando de
su camino todos los obstáculos que pudieran impedirles elevarse hacia él y
previniendo a esas almas con tales favores que no pudiesen empañar el
brillo inmaculado de su vestidura bautismal, me preguntaba por qué los
pobres salvajes, por ejemplo, morían en tan gran número sin haber oído ni
tan siquiera pronunciar el nombre de Dios...

Jesús ha querido darme luz acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el
libro de la naturaleza y comprendí que todas las flores que él ha creado
son hermosas, y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le
quitan a la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora
sencillez... Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la
naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían
esmaltados de florecillas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...