«¡Oh Santa Señora del Amparo! poned en mi alma, totalmente carente de méritos y de fuerzas, una gracia por la cual este esclavo vuestro confíe en Vos ciegamente durante toda la vida; que haga de esta confianza ciega el camino por el cual realice mi vocación y llegue hasta Vos en el Reino de María y en el Reino de los Cielos».
Plinio Corrêa de Oliveira
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