Mi Dios, con un corazón humilde me presento ante Ti para
agradecerte por tu presencia y pedirte que me cobijes bajo el amparo de tu
misericordia, porque Tú no desprecias a un corazón arrepentido.
Tú sabes lo que necesito para alcanzar la felicidad y la vida
eterna, conoces mi corazón, allí también habitan las sombras espesas de mis
vanidades y mis deseos mundanos por ir tras lo pasajero y terrenal.
Te pido que les des claridad a mi vida, sencillez a mi espíritu y
astucia a mi mente, para saber escoger las mejores opciones de vida, esas que
sólo me llevan a experimentar tu amor y tu bondad.
Quiero poner mi fe por encima de todo, para así, poder transmitir a
otros tu alegría, para que, junto a ellos, pueda yo también sentirme seguro y
encaminado hacia la salvación.
Confío en tu propuesta de eternidad, en que si creo verdaderamente
en Ti, resucitaré a una vida alejada del sufrimiento y de las mortificaciones,
porque sólo Tú eres el camino, la verdad y la vida.
Sólo Tú, Señor mío, me regalas tan dulce amor, no me abandonas,
sales siempre en mi defensa y me fortaleces, no me juzgas por mi apariencia,
sino que me impulsas y me animas a salir adelante.
Ven Señor mío, ven a mi vida y lléname de tus bendiciones para
contar con la fuerza necesaria para seguir creciendo en tu dirección.
Asísteme con tu mano poderosa y ayúdame a serte fiel en lo mucho y
en lo poco, en mis tristezas y alegrías.
Amén
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