Cuando has pecado
Para Orar. Dios nos busca.
ORACION
Te pido perdón, Señor, por mis pecados…
Por los pecados de toda una vida que en el amanecer de cada día dejo atrás. La mañana llega, y tú, amor Divino, me perdonas.
Cada día lo haces, cada día esperas ese poco de mí que puedo dar. La pequeñez, que preñada de vida, de tu vida, sin duda va a florecer. Mientras tanto, mientras ese momento llega, te vienes junto a mí y me esperas. Te vienes conmigo nada más levantarme. No apartas de mí tus ojos cuando el pecado llega. Sostienes a mi alma; le imprimes aliento; susurras a mi corazón que se pierda en el tuyo. Pero... a menudo, no te oigo. No, de mí sólo te llega un lamento: no puedo más...
De tu corazón un rayo brota hasta el fondo de mi pecho. Y entre tus brasas y mi lamento, se forma un ruego, una palabra, una oración que transforma mi ser y lo acerca, de nuevo, a ti.
ORIENTACION
Cuando se recibe el Sacramento de la Reconciliación o Confesión con un corazón contrito y con una disposición religiosa, se obtiene como resultado la paz y la tranquilidad de la conciencia, a las que acompaña un profundo consuelo espiritual.
El Sacramento de la Reconciliación con Dios produce una verdadera “resurrección espiritual”, una restitución de la dignidad y de los bienes de la vida de los hijos de Dios, el más precioso de los cuales es la amistad de Dios.
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1468
REFLEXION
“Cuando la conversión personal madura en el interior de la persona entonces en el interior del creyente se consolida una atmósfera descansada, serena, luminosa, limpia y fuerte. Una atmósfera al revés de la que deja el pecado”.
Te pido perdón, Señor, por mis pecados…
Por los pecados de toda una vida que en el amanecer de cada día dejo atrás. La mañana llega, y tú, amor Divino, me perdonas.
Cada día lo haces, cada día esperas ese poco de mí que puedo dar. La pequeñez, que preñada de vida, de tu vida, sin duda va a florecer. Mientras tanto, mientras ese momento llega, te vienes junto a mí y me esperas. Te vienes conmigo nada más levantarme. No apartas de mí tus ojos cuando el pecado llega. Sostienes a mi alma; le imprimes aliento; susurras a mi corazón que se pierda en el tuyo. Pero... a menudo, no te oigo. No, de mí sólo te llega un lamento: no puedo más...
De tu corazón un rayo brota hasta el fondo de mi pecho. Y entre tus brasas y mi lamento, se forma un ruego, una palabra, una oración que transforma mi ser y lo acerca, de nuevo, a ti.
ORIENTACION
Cuando se recibe el Sacramento de la Reconciliación o Confesión con un corazón contrito y con una disposición religiosa, se obtiene como resultado la paz y la tranquilidad de la conciencia, a las que acompaña un profundo consuelo espiritual.
El Sacramento de la Reconciliación con Dios produce una verdadera “resurrección espiritual”, una restitución de la dignidad y de los bienes de la vida de los hijos de Dios, el más precioso de los cuales es la amistad de Dios.
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1468
REFLEXION
“Cuando la conversión personal madura en el interior de la persona entonces en el interior del creyente se consolida una atmósfera descansada, serena, luminosa, limpia y fuerte. Una atmósfera al revés de la que deja el pecado”.
(Mier Maza, Miguel; El pecado y sus consecuencias. Revista de la Cruz. Abril 2004)
Autor: Centro de Hospitalidad y Misericordia | Fuente: Centro de Hospitalidad y Misericordia
Reflexión muy linda, cuando el pecado llega: la Confesión sacramental restaura y limpia.Un abrazo.
ResponderEliminarLinda REFLEXIÓN AMIGA...
ResponderEliminarPORFAVOR CUANDO PUEDAS PASAS A RECOGER UNOS PREMIOS QUE HAY EN MI BLOG PARA TI Y PARA TODOS LOS QUE QUIERAN LLEVARSELOS...FELIZ FIN DE SEMANA