María es la Esperanza.
María es la Esperanza de todo hombre, porque Jesús nos la ha entregado como Madre al pie de la Cruz, y desde entonces Ella ejerce su función maternal con cada hijo, especialmente con los más necesitados de su ayuda.
Vivir sin esperanza es la locura, porque es la desesperación que padecen los condenados en el Infierno. Y así estamos muchas veces en este mundo, y son muchos los que viven así, al borde del suicidio y con el vacío en el alma. Es que no han conocido a María ni saben de su existencia. No saben lo bondadosa que es esta Madre.
Si conocieran a María ya no tendrían ninguna desesperación, porque la esperanza les iluminaría el camino, ya que quien tiene devoción a María, vive en la esperanza, sabiendo que esta Virgen fiel no dejará que se pierda ninguno de los que confían en Ella.
En estos tiempos el Señor y su Madre exigen una gran confianza en Ellos. ¿Y qué es la confianza sino una esperanza muy fuerte? Por eso tenemos que acudir a María, poner nuestra esperanza en Ella, que es la Esperanza del pecador y de todo hombre que busca alcanzar la felicidad en este mundo y en el venidero.
No hay pecador tan grande que no pueda poner su esperanza en María, ya que Ella obtiene todo de Dios, y la Virgen le obtendría el perdón al mismo Satanás con tal de que éste se quisiera humillar y arrepentir.
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
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