María sin dejar de ser servidora de Dios pasó a ser Madre de Dios.
«Y el Verbo se hizo carne». (Jn, I 14).
«¡Qué revelación! Este Verbo admirable que, durante toda la eternidad, descansaba en los esplendores del seno del Padre, y gozaba allí de felicidad infinita, hele aquí ahora con nosotros ¡Habita nuestra tierra! ¡Es uno de nosotros!
Contémplale escondido en el seno de una humilde y modesta virgen. ¡Y la tierra no lo sabe! ¡Y los hombres, por quienes viene, lo ignoran!
¡Oh, Jesús, yo os adoro en el momento de vuestra encarnación! Os adoro en el primer instante de vuestra vida temporal.
San Juan Eudes
«La sabiduría divina difirió la venida del Redentor, para hacerla al hombre más digna de agradecimiento; la difirió, para que se conozca mejor la malicia del pecado, la necesidad del remedio y la gracia del Salvador. Si luego de haber pecado Adán hubiese venido
Jesucristo, se habría estimado poco la grandeza del beneficio»
San Alfonso María de Ligorio
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