Mi Señor amado,
Cuando falten las fuerzas,
tú serás el sustento.
Cuando falten las fuerzas,
tú serás el sustento.
Cuando olvide el por qué,
tú serás la memoria.
Cuando pierda las ganas,
tú serás el aliento.
Cuando vacile la fe,
tú serás la respuesta.
Cuando añore la alegría,
tú serás el horizonte.
Cuando necesite valor
tú serás el escudo.
Cuando tema el rechazo
tú serás el abrazo.
Cuando confunda el camino,
tú serás la guía.
Cuando quiera rendirme,
tú serás el freno.
Cuando me aturda el ruido
tú serás el silencio.
Cuando ignore el amor
tú serás la pasión.
Cuando derroche los motivos
tú serás la última reserva.
Y, siendo tú mi todo,
nada más hará falta
para seguir adelante.
En esta hora de mi día, Señor, me dirijo a Ti en este breve momento de paz. Al terminar el día, te doy gracias y te pido Tu bendición para mí y para mis seres queridos. Concédenos la paz en el balance de este día y de todos nuestros días.
Amén.
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