Los célibes a causa del Reino, son una pequeñísima parte de la humanidad, que renuncia a algo propio para dejarse tomar por Dios, sin división. “El que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo,… y así su corazón está dividido” (1 Cor 7,33-34), dice San Pablo. Si esa pequeñísima parte de la humanidad tiene esa iniciativa con el Señor, es sólo para vivir el Amor con el que Él ama a la humanidad. Reducirlo a una historia personal lo disminuye a algo insignificante. El celibato por el Reino es una misión de amor vivida de parte del mundo entero. Esto lleva a los que son llamados a él, a aceptar la elección de soledad que el Señor hizo por ellos. Un celibato que no tuviera una parte de soledad sería un sucedáneo. La aceptación de esta soledad faz a Dios es como el precio, la medida de nuestra disponibilidad para el amor.
viernes, 18 de agosto de 2023
Otros decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos (Mt 19,12)
El matrimonio es el encuentro de dos vocaciones en un mismo hogar. Estos dos seres se condicionan, se influencian y se ayudan. En el celibato se está faz a Dios y Cristo deviene el cónyuge. Es su Reino que se transforma en el hogar y la humanidad tiene lugar de hijos. (…) Esta disponibilidad es la expresión de una misma opción: por el desarraigo de la tierra y por la implantación en Cristo. “Otros decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos” (Mt 19,12), dice el Evangelio. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37-39), es el mandamiento del Señor que el célibe a causa del Reino toma en su estado más puro y directo.
Venerable Madeleine Delbrêl (1904-1964)
laica, misionera en la ciudad.
Comunidades según el Evangelio (Communautés selon l’Évangile, Seuil, 1973), trad. sc©evangelizo.org
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