Todopoderoso, Bienhechor, Amigo de los hombres, Dios de todos.
Creador de los seres visibles e invisibles,
a Ti que salvas y fortaleces,
que cuidas y pacificas,
Espíritu poderoso del Padre...,
que compartes el mismo trono, la misma gloria,
la misma acción creadora del Padre...
Por ti, como intermediario, nos ha sido revelada
la Trinidad de Personas en la unidad de la naturaleza de la Divinidad;
Tú eres reconocido ser una entre estas Personas,
Tú, el incomprensible...
Tú has sido proclamado por Moisés, Espíritu de Dios (Gn 1,2):
aleteabas por encima de las aguas
envolviéndolo todo con una protección pavorosa, llena de solicitud,
has desplegado tus alas como signo de tu asistencia compasiva a favor de los recién nacidos,
y por ahí nos revelaste el misterio de la fuente bautismal...
Tú has creado, oh Señor Todopoderoso (cf Credo)
las naturalezas de todo cuanto existe,
de todos los seres salidos de la nada.
Por ti y a través de la resurrección son renovados
todos los seres creados por ti,
en el momento del último día de vida aquí abajo
y el primer día en la Tierra de los vivos.
El que tiene tu misma naturaleza,
Aquel que es consubstancial al Padre, el Hijo primogénito,
en una naturaleza como la nuestra, te ha obedecido como Padre suyo,
uniendo su voluntad a la tuya.
Te anunció como verdadero Dios,
igual y consubstancial a su Padre todopoderoso...
y cerró la boca a los que se te oponían
combatiendo contra Dios (cf Mt 12,28),
pero perdonando lo que iba contra él.
Justo e Inmaculado es el Salvador de todos,
que ha sido entregado a causa de nuestros pecados
y resucitado para nuestra justificación (Rm 4,25).
A él la gloria a través tuyo,
y a ti la alabanza con el Padre todopoderoso,
por los siglos de los siglos.
Amén
San Gregorio de Narek (c. 944-c. 1010)
monje y poeta armenio
Libro de oraciones, nº 33 evangelizo.org
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